jueves, 31 de octubre de 2019

LA PRODUCCIÓN DE LA MORAL


Para ser bueno hay que hacer el mal
Pero a escondidas
 “Noches de Verano” Los Espíritus
Introducción.

Con independencia de la postura teórica que tengamos, podría generar consenso que la moral es una conjunto de normas que delimitan la actuación o inacción de los individuos; así mismo, podría generar acuerdo que la moralidad es la incorporación personal de dichas normas de conducta, por el contrario, lo que sin duda causaría polémica sería responder a la razones, condiciones o circunstancias que determinan la elección de ciertas conductas, y sin duda el debate se tornaría agreste al cuestionarnos cómo se construyen las normas morales o si estás tienen su fundamento en una concepción metafísica, ontológica o deóntica sobre el bien o el mal; en conclusión, podríamos decir que parece que la pregunta acuciante, sobre la moral, se centra en intentar establecer un criterio general que permita entender por qué se opta por cierto de tipo de decisiones y no otras a lo largo de nuestra vidas.

En este ensayo me propongo algo distinto, esclarecer si la moral, como forma concreta de creación de una regularidad subjetiva, puede traer luz en el sentido que parece que el debate sobre la moral, no linda en términos absolutamente abstractos, esto es, parece que nuestros cuestionamientos sobre la moral, responden precisamente a que, en lo social hay una bastedad de comportamientos que salen de regularidad, y en tal sentido la moral y la moralidad pueden entenderse como un proceso constitutivo de una subjetividad aparentemente autónoma pero en las que el sujeto, si bien goza de una ratio que ejerce una capacidad reflexiva, dicho proceso esta atenuado o tiene como límite precisamente una gama de conductas socialmente establecidas.

Subjetividad y Moral


En primera instancia, parece necesario establecer un concepto sobre lo que son las reglas morales, en tal sentido propongo entenderlas como Lukes lo define:

Las normas [morales] son reglas que indican qué acciones son exigidas, prohibidas, permitidas, desalentadas y alentadas. Las normas. . . son externas a los indiviudos e <<interiorizadas>> por los individuos amén de guiar la conducta de los individuos: dan instrucciones para actuar o no actuar. (Lukes, 2011:35)


Así, la reflexión en torno a la Moral y la moralidad derivan de su plano material, lo que nos preocupa de este tema es precisamente que en la práctica individual, concreta y cotidiana, con todo y sus matices; hay una serie de regularidades que expresan una concepción general de comportamientos, un ethos social que adquiere la forma de actuaciones compartidas por un conjunto de personas que nos permite identificar las desviaciones que en el orden social se presentan, por tanto, la reflexión moral intenta exponer la condición, incentivo o justificación que propicia la práctica de cierto tipo de conductas, específicas y concretas, reputadas como morales.

[. . .] si hay una moral, dicha moral no puede tener por objeto sino el grupo formado por una pluralidad de individuos asociados [. . .] La moral comienza, por consiguiente, allí donde comienza la unión para forma un grupo, cualquiera que sea dicho grupo. (Durkheim, 2006: 38)

La reflexión moral se encamina a exponer el proceso deliberativo que condiciona la materialización de conductas sociales compartidas en una época; por tanto podamos preguntarnos si cuándo tomamos ciertas decisiones de actuación o abstención, la elección se encuentra precedida por un proceso reflexivo o son las condiciones socialmente construidas las que determinan la acción o la abstención de dichas conductas.

Esta reflexión, nos impone como tarea, indagar hasta qué punto las condiciones de vida cotidiana impactan directamente en nuestra actuación personal o si nuestra actuación es expresión de autonomía y voluntad, en el sentido de que nuestra actuación se encuentra precedida por un proceso ponderativo, para decirlo mejor, se trata de identificar si en la convivencia diaria y cotidiana actuamos conforme a las reglas establecidas y diseñadas, bajo el ropaje de principios morales, algo muy parecido a estímulos reflejos, en las que el proceso reflexivo es ausente y sólo elegimos la conducta más adecuada de un catálogo conductual preestablecido, o bien, si por el contrario, pese a la existencia de conductas aprobadas, ejercemos una deliberación en el que nos aportamos razones suficientes que nos hagan optar por una conducta especifica.

En nuestra opinión parece que es posible un tercer escenario, que podría expresarse en el sentido de que en nuestra elección de conductas, hay una combinación de criterios, en el que elegimos según un catálogo determinado de posibilidades de acción, que al mismo tiempo nos hace descartar cualquier otra opción posible, por ilógica o irreal, pero que se torna propia en función del proceso reflexivo al que se encuentra sometida, y es precisamente por razón de este proceso ponderativo, que redunda en la aportación de justificaciones concretas, lo que hace de la elección una proceso personal y único, como expresión de autonomía y reflexividad, que nos coloca en posición de actuar razonadamente; es decir, es mi decisión en la medida en que hay un proceso reflexivo que acrisola la determinación preestablecida para presentarla como una elección libre y personal.

Según Lukes, las normas morales proveen a los individuos de criterios deliberativos que redundan en la elección del bien común en pos del bien individual, ello quiere decir que la moralidad desarrolla un sujeto colectivo capaz de ejercer una ratio que le permite justificar las conductas que considera adecuadas, bajo el principio de mayor beneficio social.

Las normas morales tratan de unos asuntos de gran trascendencia para la vida de la gente, que se enfrenta a la papeleta de tener que distinguir lo que está bien de lo que está mal. Las normas morales están concebidas para promover el bien y evitar el mal, alentar la virtud y desalentar el vicio, evitar el daño a los demás y fomentar su bienestar. En general las normas morales se preocupan más de los intereses de los demás, o más bien del interés común, que del mero interés individual. (Lukes, 2011: 35-36)
  
Desde esta óptica, da la impresión que la elección moral se encuentra precedida por un criterio general y contextual interiorizado cotidianamente que permite elegir conscientemente el bien común; esto quiere decir que la elección voluntaria se encuentra cargada de efectos positivos, la elección sólo es posible en la medida en que su elección encuentra respaldo en una concepción de lo que es lo mejor para el grupo, de ésta manera, la moralidad es fuente de una subjetividad autónoma capaz de discernir lo bueno y lo malo, referidos a lo que es mejor o peor para la comunidad, respectivamente.

Debemos decir entonces que las normas morales son directamente constitutivas de la identidad, en el sentido que aportan parámetros de actuación, representación y significación que se interiorizan en los individuos y que estos ocupan en su cotidianidad bajo la forma de normas de conducta, sin embargo, ¿cómo sabe el individuo lo qué es mejor para la comunidad? ¿Quién le informa o cómo adquiere esta subjetividad constituida la noción de lo que es bueno o malo? ¿Los valores, criterios o parámetros de actuación qué representan? ¿de dónde derivan o quién o que determinan cuáles son?

En cada cultura existen una serie coherente de líneas divisorias [. . .] La función de estos actos de demarcación es ambigua en el sentido estricto del término: desde el momento en que señalan los límites, abren el espacio a una transgresión siempre posible. Este espacio, así circunscrito y a la vez abierto, posee su propia configuración y sus leyes de tal forma que conforma para cada época lo que podría denominarse el “sistema de la transgresión”. Este sistema [. . .] permite reflejar en parte ese sistema que es, para todas las desviaciones y para conferirles sentido, su condición misma de posibilidad y de aparición histórica. (Foucault, 1996: 13)

 Para Foucault la constitución de la norma implica la construcción de la anomia, cada época construye las formas y prácticas de conformidad, las que su vez adquieren la forma de conductas permisibles para la convivencia, en contra sentido, al mismo tiempo que cada época define los parámetros de lo que es bueno, así mismo define también, lo que es malo, bajo formas de transgresión del sistema normativo; esto quiere decir que la implementación de la conformidad y el control, implica aparejadamente la creación de la desviación, en otras palabras, al sistema normativo le sería necesario la construcción de su némesis, la forma en que este es negado, de ahí que Foucault se plantea la interrogante de por qué al sistema normativo le es necesaria la construcción de su negación.

Podría ser que ¿la desviación, la anomia, sean conductas adaptativas que actualizan la vigencia del sistema normativo?

Todo lo que se considera extraño recibe, en virtud de esta conciencia, el estatuto de la exclusión cuando se trata de juzgar y de la inclusión cuando se trata de explicar. El conjunto de las dicotomías fundamentales que, en nuestra cultura, distribuyen a ambos lados del límite las conformidades y las desviaciones, encuentran así una justificación y la apariencia de un fundamento (Foucault, 19969   :13)

En este sentido, el efecto positivo de la constitución de la norma no le es inmanente, la norma no es el resultado de la necesidad de establecer reglas específicas para el trato cotidiano, sino la forma de contención de la negatividad inherente a los sujetos, resultando la anomía la forma positiva del control y la conformidad, esto es, la constitución de la norma sólo es posible en la medida en que en lo social se práctica una forma negativa de contacto, ello quiere decir que la anomia precede en existencia a la norma y es ésta existencia de la que deriva el efecto positivo de la norma.

En otras palabras la norma por si misma se mira insuficiente para su sujeción, desde ésta lógica, de lo que se trata es de establecer una regularidad, un parámetro de creación de una identidad acorde a los usos y costumbres epocales, de ahí la necesidad de construir una subjetividad que oscile entre los límites de lo permisible y lo no permisible; estos linderos, sirven precisamente para crear un sujeto conforme y controlado bajo los parámetros de la época concreta en la que opera el sistema normativo, dicho de otro modo, parece que las normas morales, se nos presentan como parámetros externos de control necesarios para la vida en sociedad.

Pues estas normas nos plantean unas exigencias y unos requisitos concretos. Como dijera Durkheim, son unos <<hechos sociales>>, externos a –e independientes de- nosotros como individuos, pero que ejercen un influjo importante sobre nosotros. ¿Por qué, después de todo, seguimos, las reglas morales y sentimos culpabilidad y vergüenza cuando nos desviamos de ellos? He aquí una respuesta: porque la fuente de la autoridad moral es social. Entonces ¿las <<morales>> son equivalentes a los usos y costumbres de una sociedad dada? (Lukes, 2011: 46)

 Sin embargo, si la fuente de la moral fuera estrictamente la época en la que opera, llevaría a pensar que cada época tiene un espíritu concreto, como un alma o ánima que se diluye en todos para llenarnos de orden y su necesidad, ésta respuesta parece un poco insípida a la luz del conocimiento filosófico y sociológico, empero una mirada más contemplativa, nos haría preguntarnos si la pregunta por la moralidad y la moral, no es la pregunta por la gestión y administración del poder, esto es, como Durkheim sostiene, si la moralidad nace en el momento en que hay un contacto grupal, la imposición de la moral correspondería a los integrantes del grupo, en tal sentido, parece que las normas morales, se encuentran atravesadas por un proceso deliberativo de lo que es bueno o es malo para el grupo, y es precisamente en este sentido, que para esclarecer la pregunta por la moralidad, el cuestionamiento debe trasladarse al ámbito de cómo es que se llega al consenso de lo que es mejor o peor para el grupo, o más aún, quién o quiénes están en posibilidad de determinar lo que es mejor para el grupo, es en este sentido, que la moral empieza tener claridad y temporalidad, pues las épocas morales cambian según cambian los intereses o posiciones de quienes se encuentran en aptitud de definir la anomia.

El problema que yo planteo es más bien cómo los personajes [. . .] perfectamente integrados. . . pudieron convertirse en objetos de una práctica [. . .] que les confería un estatuto muy diferente y los excluyó insertándolos en otro mundo. La base de esta transformación [. . .] hay que buscarla [. . .] en el juego de los procesos propios de una sociedad. (Foucault, 1996: 22)

Desde esta óptica la subjetividad moral tiene por objeto interiorizar los usos y costumbres de una sociedad dada; usos y costumbres que son recíprocos y que corresponden a quienes se encuentran en posibilidad de tomar las decisiones, en tal sentido, la fuente de la moralidad no es una cuestión metafísica, espiritual o inmanente al Ser sino que se traslada a lo óntico, a la determinación práctica y el uso social que de éstas se hace, se trata de la creación de una subjetividad que pueda adaptarse a los intereses concretos de una época concreta, capaz de reconocer y aplicar los usos y costumbres de está cómo propios y personales.

Así, lo que hace al poder central más o menos absoluto es la ausencia más o menos radical de todo contrapeso permanentemente organizado con el objeto de modelarlo. Uno puede entonces prever que lo que da nacimiento a un poder de este tipo es la reunión más o menos completa de todas las funciones directivas de la sociedad en una misma mano. . .Quien detenta la autoridad está investido de una fuerza que lo libera de cualquier coacción colectiva y que, al menos en cierta medida, no depende sino de si mismo y de sus ganas, y pueda imponer su voluntad completamente. Esta hipercentralización da lugar a una fuerza social sui generis tan intensa que domina a todas las otras y las subordina. (Durkheim, 1899-1900: 636)

Así vista, la norma moral, parece que es producto precisamente de quienes cuentan con autoridad para definir lo que es correcto o incorrecto, en tal sentido, el paso del tiempo jugaría un papel trascendental, si bien a cada época corresponde una moral concreta y reciproca a dichos intereses, el núcleo duro de su fundamento se petrifica, de ahí que, con el paso del tiempo los cuestionamientos sobre sus fundamentos no rastrean su imposición, sino que el estudio analítico de su fundamento, se realice sobre la base de su aplicación actual, esto es, no se somete a cuestionamiento los contenidos históricos petrificados en la norma moral, por los que adquiere significado y representación, por el contrario los fundamentos de las normas morales se escudriña bajo la lógica de si al amparo del estado actual del conocimiento sus fundamentos, actualmente son aplicables o no, momento en el que opera un margen de autonomía que permite apropiarse de las normas morales como propias y acordes a la época, en el sentido de que son sometidos a un proceso de acrisolamiento sobre la época actual, sin cuestionar los fundamentos que dieron origen a su imposición en las épocas pasadas, pues su fundamento surge de la época en la que opera, en otras palabras, sólo se actualiza a los intereses dominantes de cada época.

Hay que intentar. . . etnologizar la mirada que nosotros dirigimos sobre nuestros propios conocimientos: captar no sólo la forma mediante la cual se utiliza el saber científico, sino también el modo en el que son delimitados los ámbitos que este saber científico domina, así como el proceso de formación de sus objetos de conocimiento y el ritmo de creación de sus conceptos. Hay que restituir, en el interior de una formación social, el proceso mediante el cual se constituye un “saber”, entendido éste como el espacio de las cosas a conocer, la suma de los conocimientos efectivos, los instrumentos materiales o teóricos que lo perpetúan.(Foucault, 1996: 22)

Así visto, entre norma y anomía no nace una relación de exclusión, por el contrario, es sólo por la existencia de intereses concretos y específicos que tienden a perpetuarse; pero que en los principios morales se expresa como mutuamente excluyentes; sólo porque la moral condiciona la creación de una subjetividad acorde a los intereses que deben perpetuarse es que pueden explicarse la relatividad moral; es sólo por causa de que la moral responde a intereses concretos y específicos que podemos plantearnos la pregunta metafísica sobre ella, cómo si se tratara de un instinto normativo que anida en los individuos y que sólo puede hacer explícito en el momento en que estos entran en contacto social, es sólo a través de la diferencia que se hace necesario establecer parámetros comunes de actuación, como si hubiera una imposibilidad inmanente para el contacto social, como si la vida en si misma hubiera sido producto de una falla de origen, que se revelaría en el momento del contacto con los otros, es sólo por causa de la diferencia que hay necesidad de una regularidad; que socialmente se traduce en una necesidad de control y conformación de sujetos adaptados, capaces de conducirse conforme a los intereses de cada época, bajo la forma de moral.

CONCLUSIONES.

Parece que la moral es el resultado de un proceso reflexivo que acrisola la determinación preestablecida para presentarla como una elección personal y libre, que redunda en principios morales que crean una subjetividad capaz de articular decisiones con un amplio sentido de beneficio colectivo pero que en el fondo se trata de elecciones preestablecidas, según un catálogo predeterminado que establecen posibilidades de acción reales, que se tornan propias como consecuencia del proceso reflexivo al que se encuentran sometidas.

Desde esta lógica, la subjetividad se encuentra condicionada a deliberar sólo en torno a ellas y no a otras posibilidades, sin embargo es por razón del proceso ponderativo, que adquieren una apariencia de autonomía, pues al final la conducta de actuación, fue precedida por el uso reflexivo de la razón que me aporta justificación suficiente para actuar como lo determiné.

Biografía
Libros
Durkheim, Emilio, Sociología y Filosofía, Editorial Comares, 2006, Granada, España.
Foucault, Michel, La vida de los hombres infames, Editorial Altamira, 1996 Argentina.
Lukes, Steven, El relativismo moral, Paidos, Contextos, 2011, México

Artículos
Durkheim, Emilio, Dos Leyes de evolución penal, (Journal Sociologique PUF 1969) Publicado, originalmente en Année Sociologique. Volumen IV 1899-1900, Cuaderno CRH, Salvador, v. 22, n. 57, p. 635-652, Set/DEZ. 2009 .

lunes, 12 de agosto de 2019

La Carta Democrática Interamericana



La Carta democrática Interamericana
La Carta Democrática Interamericana firmada por la Organización de los Estados Americanos constituye un documento en el que sustentan los estados miembro el modelo de gobierno democrático y con respeto a los Derechos Humanos. Éste documento se divide en los siguientes apartados: 

a. La democracia y el sistema americano
b. La democracia y los Derechos Humanos.
c. Democracia, desarrollo integral y combate a la pobreza.
d. Fortalecimiento y preservación de la institucionalidad democrática.
e. La democracia y las misiones de observación electoral.
f. Promoción de la cultura democrática

Los aspectos trascendentales de este documento son: el derecho a la democracia de los pueblos americanos, la democracia como concepto esencial para el desarrollo social, político y económico de las Américas, el ejercicio efectivo de la democracia representativa como derecho de cada estado

Los elementos esenciales de la democracia representativa son: los Derechos Humanos, las libertades fundamentales, las elecciones periódicas, libres, ajustadas y basadas en el sufragio universal. La transparencia de las actividades gubernamentales, la subordinación constitucional del Estado la autoridad civil, el estado de derecho de toda las entidades y sectores de la sociedad, el fortalecimiento de los partidos y de otras organizaciones políticas como actividad pero fomentar para la democracia. La participación ciudadana, el ejercicio efectivo de las de libertades fundamentales y los Derechos Humanos. Cuando un grupo de personas considere que sus Derechos Humanos han sido violentados puede concurrir al sistema americano. La Carta, reconoce la voluntad de los estados miembros para fortalecer el Sistema Interamericano de protección de los Derechos Humanos. Prevé además la eliminación de la discriminación por cuestión de género, etnia o raza, la promoción y protección de los Derechos Humanos de los pueblos indígenas contribuyen al fortalecimiento de la democracia la participación ciudadana. La promoción y fortalecimiento de los derechos de los trabajadores y de normas laborales de la organización internacional del trabajo voy al ejercicio de la democracia y la promoción de los Derechos Humanos.

Concibe la democracia y el desarrollo económico como interdependientes. Reconoce que la pobreza, y el analfabetismo y el bajo nivel de desarrollo humano comprometen la democracia. Se establece que los estados parte examinarán periódicamente las acciones encaminadas a fomentar el diálogo, la cooperación y el desarrollo integral y combate a la pobreza y de la región. Se prevé acciones en favor del medio ambiente. Se establece la educación como mecanismo para fortalecer las instituciones de chicas.

La Carta establece que ante la presencia de hechos que afecten el desarrollo del proceso democrático institucional el Estado parte podrá solicitar al Secretario General del Consejo permanente la celebración de visitas con la finalidad de evaluar la situación. Considera que la ruptura al orden democrático constituye un obstáculo a la participación del gobierno en las sesiones de la Asamblea General. Para tal efecto, la Carta establece realizar evaluación de la situación para adoptar las medidas convenientes que incluso gestiones diplomáticas incluyendo como medida de sanción la suspensión de un Estado y su participación en la OEA ante una alteración del orden democrático.

La Carta establece que los estados miembros son responsables de organizar y garantizar procesos electorales libres y justos. Incluso podrá solicitar a la organización de estados del Atlántico asesoría o asistencia de los procesos electorales incluyendo el envío de misiones queriendo celebrar un convenio para garantizar las condiciones de seguridad de la visión.

La organización de Estados Atlántico desarrolla programas y actividades para promover los principios y prácticas democráticas para fortalecer la cultura democrática considerándola como un sistema de vida fundado en la libertad y el mejoramiento económico social y cultural de los pueblos. Finalmente establece que los Estados promoverán la participación de la mujer en condiciones de igualdad en decisiones políticas para la promoción y ejercicio de la cultura democrática

CONCLUSIONES.

1.    La Carta Democrática documento aprobado el 11 de septiembre de 2001 por la Asamblea de la Organización de los Estados Americanos (OEA) es un instrumento internacional para el fortalecimiento y preservación de democracia, prevé supuestos de la ruptura del orden democrático o situaciones que afecte gravemente el orden

2.    LA Carta implica la responsabilidad de los Gobiernos de cada país como el reconocimiento de la democracia y los derechos humanos.

3.    Resulta fundamental el análisis en 2017 de la Carta Democrática y las acciones del Consejo Permanente de la OEA en relación con la situación que vive el país Venezuela pues se corre el riesgo de que la OEA argumentando la aplicación de la Carta impongan diversas sanciones a ese país pretextando violación grave al orden democrático y de derechos humanos.


viernes, 26 de julio de 2019

DERECHO y VIOLENCIA


El pasado 8 de junio de 2019 con 21 votos a favor y un voto nulo, el Congreso de Baja California aprobó modificar el artículo 8 transitorio de la Constitución estatal, lo que permitirá que el próximo gobernador, Jaime Bonilla, tenga un periodo de cinco años y no dos, como se había estipulado.

La opinión pública se ha manifestado en contra de este suceso, aseverando que dicho acto rompe el orden constitucional pues es un atentado contra el sistema jurídico y democrático en su conjunto, revelando la posibilidad de reelección de Andrés Manuel López Obrador, mostrando, además que la cruzada contra la corrupción que ha emprendido el gobierno federal, no es más que un régimen de connivencia con la corrupción y un retorno a las formas antidemocráticas de antaño[1].

A esta controvertida reforma se suman otras tantas como: las modificaciones a la Constitución Federal para legalizar la guardia nacional, la emisión de sus leyes secundaria, la ampliación del listado de delitos con prisión preventiva oficiosa y la ley federal de extinción de dominio, mediante la que la administración pública podrá  disponer de bienes producto de actos ilícitos o que hayan sido utilizados para la comisión de los mismos. Tales cambios en el sistema normativo lejos suscitar opiniones adversas o de respaldo, debieran hacernos reflexionar en torno a un pregunta central ¿cómo se crean los ordenamientos legales? o para ser más precisos, ¿cuál es el fundamento primordial que dota de contenido ético a los ordenamientos sociales, es decir, si la aplicación, creación o ejercicio del derecho con lleva o implica el ejercicio de la justicia?
En su conocido libro, Los artificios de las instituciones, Estudios sobre derecho romano, Thomas Yan precisa:
[...]la historia del derecho nos da acceso a un mundo desencantado en el que el destino colectivo pone de manifiesto lo arbitrario de prácticas y saberes cada vez más especializados, cada vez menos compartidos por todos. Ahora bien este mundo se prepara y fabrica desde hace tiempo. . . en el laboratorio de los juristas, especialistas y técnicos de la separación. (Thomas, 1999: 10)

Esta afirmación nos coloca en una disyuntiva, si el derecho, si los sistemas normativos no son algo natural sino creado, que se materializa como formas concretas de conducción  en nuestras vidas, es decir, si el derecho es una ficción, ¿Quién crea dicha ficción y a quién beneficia dicha ficción?, en otras palabras, cuando el derecho es una artificio, no es ciencia sino un aparato de Estado, cuyo objetivo es garantizar, hacer permanecer cierto tipo de relaciones sociales. Esto quiere decir que las normas jurídicas de una sociedad son reciprocas a las formas de convivencia que en dicha sociedad aparecen como normales, el derecho es una técnica que tipifica y sanciona sólo aquello que se hace pasar como normal.

¿Quiere decir esto que cada sociedad construye sus formas concretas de Derecho?
No, el derecho se racionaliza como el deber ser, como la forma natural en la que transcurre la vida ordinaria, lo que le imprime su vigencia y validez universal; el derecho se hace pasar como algo existente en la naturaleza que condiciona y moldea la conducta de las personas y la convivencia social. Es precisamente este punto en el que los sistemas jurídicos contemporáneos encuentran su problema ético, el derecho positivo ha dejado del lado la antigua discusión sobre la justicia y traslado al derecho al terreno de la justificación; el derecho no necesita de un fundamento, no es ya la representación, el reflejo de un principio universal, se trata de un sistema ejecutable por las instituciones; el derecho positivo no necesita de una concepción de la justicia, pues el derecho sólo es válido.

Esto es, los sistemas jurídicos son atendibles y creados cuando sus hipótesis normativas son emitidas, sancionadas y ejecutadas por los órganos legalmente facultados para hacerlos, lo que garantiza, la legalidad pero no la justicia; en los sistemas jurídicos positivos la legalidad  sustituyo a la justicia; esto quiere decir que un ordenamiento legal no necesita ser justo para que sea obligatorio, basta con que sea emitido, por los órganos o poderes con las facultades de ley necesarias para que estos sean ejecutables.

¿Por qué entonces nos sorprende que dichos órganos legalmente constituidos ejerzan los poderes y facultades para las que fueron creadas? ¿Por qué nos sorprende que se prolonguen mandatos, que en nombre del derecho se cometan despojos, asesinatos, pesen condenas absurdas o se castigue a luchadores sociales? ¿Será que este derecho, la forma positiva del derecho, el derecho como técnica, no sea otra cosa que imposición, y como sostiene Thomas Yan, se trata sólo de un conocimiento especializado, sustraído y depositado en un sector o personas que lo ejercen para su beneficio?

¿Qué revela ésta disociación entre Derecho y Justicia?

Hoy hablamos de sociedades de derechos, en la que nadie se encuentra exento de potestades básicas y fundamentales, sin las que no podría concebirse una sociedad moderna y democrática, sin embargo, en esta sociedad de derechos, estos son impuestos o extinguidos por los órganos de gobierno; lo que aparece como mis derechos básicos y fundamentales son cambiantes según los órganos encargados de crear dichos ordenamientos, en otras palabras, son mis derechos fundamentales y básicos aquellos que hoy soy reconocidos por quien los crea pero que en otro momento serán innecesarios; sólo bajo esta lógica podemos entender que hoy se presuma mi inocencia hasta que se pruebe lo contrario pero que al mismo tiempo pueda pasar mi libertad en prisión sin que se haya dictado una sentencia que me condene; solo en un estado de derecho válido puedo garantizarse que a quienes elegí para representar mis intereses sean los mismos que los transgreden, y además que corra en mí la obligación de pagarles un salario para que impongan normas que mitiguen mi derechos laborales, de seguridad social, de vida, de tranquilidad, es decir, sólo en un sistema artificial de derecho elijo a quien me robara, mitigará mis derechos y los anulara a su conveniencia; sólo bajo esta artificialidad justicia y derecho no son lo mismo.

En las modernas sociedades de derecho los sistemas normativos son técnica del poder que deniega la Justicia y adopta el carácter de prerrogativas innatas en la que nadie tiene derechos, en la que el ejercicio del derecho se funda en suposiciones transgresivas y no en afectaciones concretas, en ese contexto, el derecho siempre es anulación de él mismo, en otras palabras, el derecho es violencia.

[. . .] violencia creadora de derecho, en cuanto instaura como derecho, con el nombre del poder, no un fin inmune e independiente de la violencia, sino íntima y necesariamente ligada a ésta. Creación de derecho es creación de poder. Este último principio tiene una aplicación de consecuencias extremadamente graves en el derecho público, en el ámbito del cual la fijación de límites. . . es el arquetipo de la violencia creadora de derecho. En ella se ve en la forma más clara que es el poder. . . lo que debe ser garantizado por la violencia creadora de derecho. (Benjamin, 1995:39)



Bibliografía.
Arendt, Hannah, Sobre la violencia, Alianza Editorial, 2006, México.
Thomas, Yan, Los artificios de las instituciones, Estudios de derecho romano, Editorial Universitaria de Buenos Aíres, Buenos Aíres, Argentina, 1999.
SANCHEZ VÁZQUEZ, Adolfo (Editor), El mundo de la Violencia, Fondo de Cultura Económica, Universidad Nacional Autónoma de México, 1998, México
Walter, Benjamin, Para una crítica de la violencia, Editorial Leviatán, Buenos Aires, Argentina, 1995.
Žižek, Slavoj, SOBRE LA VIOLENCIA, Seis reflexiones marginales, Paidós, España, 2009, Trad. Antonio José Antón Fernández.



[1] Véase La inconstitucional “Ley Bonilla” se aprobó a puerta cerrada en: https://gatopardo.com/noticias-actuales/ley-bonilla-baja-california-gobernador/; véase también Suprema Corte desecha controversias de Tijuana y Mexicali por 'ley Bonilla' en: https://www.elfinanciero.com.mx/nacional/suprema-corte-desecha-controversias-de-tijuana-y-mexicali-por-ley-bonilla


miércoles, 10 de julio de 2019

Bolivia claves para entender el proceso boliviano. Analisis de la publicacion de Hugo Moldiz


Desde que fue constituida la República de Bolivia en 1825 ha vivido una permanente inestabilidad. En 1824 un enfrentamiento del ejército real de Perú, sintetizan los inicios de la Bolivia independiente.

La conspiración siempre fue parte de la historia.

El influjo de la revolución rusa de 1989 impulso una nueva ideología democrática que repercutió en la rebelión de Charcas encabezada por Pedro domingo Murillo.

El largo trayecto de independencia llevo periodos de quietud que se registran en la historia de Bolivia. La llamada dramática insurgencia de Bolivia se expresa a lo largo de toda su vida republicana en la cual ha habido más gobiernos militares que democráticos.

Algunas crisis han sido más profundas que otras, unas han sido más económicas que políticas o inversa.

Bolivia atravesado por cuatro crisis:

1.   La guerra federal.
2.   La posguerra de Chaco.
3.   La caída del nacionalismo revolucionario.
4.   El quiebre del neoliberalismo

Estas etapas tienen gran similitud: la recomposición de la hegemonía dominante, elevados niveles de injerencia extranjera, a ajustes y desajustes económicos, y la creciente movilidad de los actores  políticos

Una de las causas de la contradicción entre la estructura económica y la superestructura es la existencia de tres órdenes civilizatorias:

1.   El agrario.
2.   El moderno.
3.   Y el número

La formación social boliviana no establece condiciones favorables para la creación de una identidad nacional sólida en Bolivia ha sido imposible forjar una identidad nacional pues existen por lo menos 34 naciones originarias.

La mayor similitud de las crisis estatales viene arrastrándose desde la fundación de la República, es decir la exclusión de amplias mayorías de pueblos indígenas originarios. La superación de las crisis estatales bolivianas se ha limitado en la aplicación de diseños elaborados por las clases dominantes y en la implantación de nuevas formas de dominación y subordinación de clases subalternas.

El enfrentamiento interior regional entre las burguesías locales del norte y sur del país es ahora entre Oriente y occidente entre el bloque Nacional indígena popular y el bloque imperial burgués colonial.

Las crisis más evidentes  produjeron en:

1.   Abril y septiembre del 2000.
2.   Febrero Y octubre de 2003
3.   Mayo y junio de 2005

En 2006 el nombramiento de Evo Morales a la presidencia de Bolivia devuelve legitimidad a los poderes del Estado, específicamente el poder ejecutivo. Los principales problemas de la con de ser bolivianos son:

1.   Las discrepancias sobre el reconocimiento de la existencia de las naciones originarias y sobre la propuesta de construir un Estado en las plurinacional.
2.   El desprestigio de inoperancia de los partidos políticos tradicionales.
3.   El agotamiento de la democracia representativa.
     

Guerra federal

Se estableció entre 1879-1884. El saldo de este periodo fue la eliminación de la salida del pacífico de Bolivia por el conflicto con chile. Ambos gobiernos firmaron un tratado. Una década después de terminada la guerra la exportación de salitre representaba el 70% de las exportaciones chilena.

La guerra provocó en Bolivia una crisis política con grandes repercusiones, el enfrentamiento entre los conservadores liberales de la región Norte y Sur. Los rasgos característicos del periodo de 1895 a 1900, es la identificación de las clases medias con los postulados liberales y la instrumentalización de los indígenas a ese proyecto y el reconocimiento de sus derechos políticos.

La posguerra derecha

La segunda crisis del Estado ya no se origina entre 1932 a 1952 la Guerra contra Paraguay en realidad fue una guerra por el petróleo entre la estadounidenses Standard Oil y la Anglo Holandesa Dutch Shell.  Sin embargo, fue presentada a la opinión pública boliviana como una pugna entre el decadente imperialismo británico y el emergente imperialismo estadounidense. En la Guerra del Chaco Bolivia perdió su salida soberana al pacífico y el saldo de miles de indígenas muertos.

La caída del capitalismo de Estado la tercera crisis estatal. Enfrento al proyecto de nacionalismo revolucionario de izquierda con el proyecto neoliberal globalizador.

El agotamiento del neoliberalismo

Después de 20 años la cuarta cris estatal considerada la más profunda de Bolivia se originó el desmantelamiento del Estado por un aumento en la participación de la iniciativa privada. Es la pugna del campesinado indígena contra el neoliberalismo en la defensa de la producción de la hoja de coca y el control estadounidense por el agua, la tierra y el territorio.

Las máximas expresiones  de la crisis estatal.

1.   Las jornadas de abril y septiembre del 2000.
2.   Las de febrero y octubre de 2003.
3.   Mayo y junio de 2005.


La llamada jornada del año 2000 de la guerra del agua. Culminó con la expulsión de una transnacional en el departamento central de Cochabamba.

El 2003 el llamado febrero negro evidenció el tamaño del aparato estatal y la irrupción de las ciudades en la lucha contra el neoliberalismo.

Finalmente la crisis política de agosto septiembre de 2008  se origina en pleno gobierno de Evo Morales

viernes, 21 de junio de 2019

Violencia, una aproximación a su estudio

Con mucha frecuencia hoy visualizamos actos de violencia.

Para ponerlo en cifras, la tasa de homicidios aumentó 14%, 27 muertes por cada 100,000; el 69.4% de los homicidios fueron cometidos con un arma de fuego respecto de 2018; al menos 850 actos de violencia política se registraron en 2018, de los cuales, 175 candidatos o funcionarios fueron asesinados, sólo en 7% de los delitos se abrieron carpetas de investigación en 2017 y menos de 3% se cerraron con una sentencia, lo que arrojó una tasa de impunidad de 97%. (Índice de Paz, 2019)

En términos económicos, hubo un aumento del presupuesto en los rubros de seguridad del 10% en 2018, (5.16 billones de pesos) equivalente a 24% del producto interno bruto del país, equivalente a 41.181 pesos por persona; el gasto federal en contención de la violencia aumentó 3% en 2018. (Índice de Paz, 2019).  La organización mundial de salud, sigue muy de cerca este fenómeno, con el fin de establecer políticas públicas, que erradiquen y prevengan su crecimiento y efectos. ¿Es la violencia un problema médico, psicológico, económico o social?

Pareciera que hoy la violencia es un indicador, un dato o numero que clasificar, ¿Que pasaría si la violencia fuera un síntoma, no de una sociedad enferma sino de una forma concreta de concebir la forma en como deben actuar los individuos en sociedad? ¿Cómo explicamos la construcción mental, la representación personal, los aspectos aspiracionales (en caso de que los haya) que las personas miran en la violencia, es decir, la forma como adquiere materialidad en la vida diaria y cotidiana de las personas?

¿Por qué parece que en los actos de violencia que hoy presenciamos, hay algo más que el mero ejercicio de la fuerza? ¿Qué su externalización es la manifestación de un síntoma, que nos habla de representaciones o de ejercicios de las formas diversas que adopta el poder?,

Pareciera que en la violencia hay una determinada materialidad, que nos haría hablar de campos de la violencia, de prácticas violentas o de ejercicios del poder que se traducen en el aumento de la violencia y de su percepción, de la sensación de inseguridad y de una permanente perturbación de la paz, a través de la construcción cotidiana; alentada, consentida y permitida por las instituciones, desde donde pudiera rastrearse o establecer coordenadas para el entendimiento del fenómeno de la violencia, esto nos llevaría a suponer que la violencia puede estudiarse como un problema de imposición de una forma de vida que se instrumentaliza y replica en todos los segmentos de la vida social, como un problema filosófico e ideológico.

Podríamos decir que hay una violencia que genera representaciones que puede condicionar, construir y deshacer identidades y subjetividades, capaz de crear vínculos sociales y erigir relaciones; algo que podemos denominar como la forma ideológica de la violencia.

La violencia ideológica es el resultado de concebir al otro como peligro permanente, como una presumible amenaza siempre presente, podríamos decir que la violencia ideológica condiciona el actuar de los individuos, despojando a la violencia de su condición política, económica o social, logrando dejarla desnuda, en su forma palpable y material, revistiéndola de un carácter natural, instintiva, individual y ahistórica, haciéndola parecer irracionalidad pura, carente de sentido, reduciéndola a una pulsión, a impulsos o a deseos personales, pero que cumple una función individual muy específica, se presenta ante el individuo como el único medio de resolver las contradicciones y frustraciones sociales, como el mecanismo eficaz para garantizar felicidad.

Žižek  precisa que existe una relación entre pensamiento y realidad que se da a través de la representación, como mediación que hace posible la apropiación de los “universales” para vivirlos cotidianamente; lo real no opera directamente en los individuos sino a través de procesos de significación; la ideología opera no sólo como un proceso de deformación de lo real sino que se presenta como una necesidad imperiosa para poder acceder a lo real y dotar de significada a mi realidad inmediata.

¿Será entonces posible explicar lo que hoy percibimos como violencia desde la ideología?

Mi hipótesis es que es posible, que la violencia que hoy percibimos es producto de las representaciones que los sujetos hacen de ésta, fundada en la percepción de que me encuentro en peligro permanente, y que ese peligro se materializa en el otro.

[. . .] con la idea de aprendizaje social de la violencia se considera que la adquisición de comportamientos violentos es posible mediante dos tipos principales de aprendizaje. El primero es el directo. . . de la acción agresiva y violenta directa ejercida por parte del individuo. . . este tipo de aprendizaje sólo refuerza conductas que ya existen en el repertorio del individuo. El segundo tipo es indirecto, es simbólico, que se realiza mediante la contemplación de modelos. . . observando el comportamiento agresivo de otros individuos” (Martínez Pacheco, 2016: 27)


En tal sentido, el problema de la violencia no es más un problema de individuos, ni de una sociedad enferma, se trata de formas concretas por las que se disemina, se permite, se adiestra y se construye una percepción  de necesidad de la violencia. Esto es, si bien la violencia es una conducta individual, la pregunta acuciante, en este momento es, ¿Por qué parece que la sociedad entera recurre a la violencia como forma de solucionar sus problemas? ¿Por qué parece que la transgresión del orden, la criminalidad, el delito, son la formas permitidas, incentivadas, o consentidas por el poder? 

¿Si la violencia es una enfermedad, es decir, es una perturbación o desajuste, tratable y/o curable, por qué los asesinatos en escuelas, en lugares públicos, asesinatos de mujeres y niños, son cometidos por persona de quienes, a través de los estudios psicológicos y psiquiátricos, resultan ser mentalmente estables? 


Todo indica que ni las perturbaciones personales, desajustes emocionales, antecedentes familiares pueden explicar los actos violentos en México y el mundo; no se trata de un tipo de personalidad, de una alteración genética, cromosomatica o la activación del gen violento lo que produce la violencia?

 Hannah Arendt sostiene que, el punto de estudio de lo que hoy percibimos como violencia fue  posible porque dejamos de concebir la vida como una formación social y en cambio, la definimos como vida natural, como una forma de vida biológica, en la que el hombre, estuviera predestinado a colocarse en la cima de la cadena alimenticia, como si la selección natural, hubiera elegido al Hombre como el mejor exponente del principio evolutivo, estamos ante la imposición del Hombre por encima del estado, de la sociedad y de él mismo, ante la personificación de la vorágine y predación, ante la construcción de una guerra social en la que nos encontramos en una pugna constante; de repente nos encontramos ante la sorpresa de que la posibilidad de cambio se presenta cuando se encuentra vinculada a la posibilidad de acción no el sentido político sino en el sentido biologicista, como si nuestro destino fuera colocarnos en la cima de la cadena alimenticia, como si la selección natural fuera el principio evolutivo de la sociedad, es precisamente en este momento, que dejamos de hablar de violencia y comenzamos a hablar de destrucción.

[. . .]-la noción de una <<sociedad enferma>> de la que son síntoma los disturbios, como la fiebre es síntoma de enfermedad- sólo pueden finalmente promover la violencia. . . mientras hablemos en términos no políticos, sino biológicos, los glorificadores de la violencia pueden recurrir al innegable hecho de que en el dominio de la Naturaleza la destrucción y la creación son sólo dos aspectos del proceso natural de forma tal que la acción violenta colectiva puede aparecer tan natural en calidad de prerrequisitos de la vida colectiva de la Humanidad como lo es la lucha por la supervivencia y la muerte violenta en la continuidad de la vida dentro del reino animal.(Arendt, 2006:102) 

¿Puede ser que lo que en la sociedad globalizada (neoliberalismo) experimentamos y percibimos a la violencia como destrucción, es decir, como la forma concreta de aniquilar lo que me impide mi desarrollo,  la frustración y  la imposibilidad de transformar nuestras formas de vida?

¿Podría la violencia presentarse ante nuestros ojos como la solución, como el remedio para atenuar esa permanente sensación de infelicidad, ausencia desarrollo y de oportunidades?

¿Podríamos entonces afirmar que la violencia, hoy es percibida como el medio, el instrumento que nos acerca a la felicidad personal, como el medio eficaz y eficiente de obtención/recuperación de lo sustraído y que aniquila/extingue lo que impide lograr mi felicidad (el otro/lo otro)?

“la vida contemporánea sería la manifestación de una crueldad excesiva y no funcional: una crueldad que abarca desde las masacres del “fundamentalismo”. . . a las explosiones de la violencia “insensata” protagonizada por los adolescentes y marginados. . . una violencia que cabría calificar como Id-Evil, el mal básico-fisiológico, una violencia sin motivación. . . estamos ante una manifestación del mal básico. . . lo que nos molesta en el “otro” (el judío, el japonés, el africano, el turco…) es que aparenta tener una relación privilegiado con el objeto-tesoro, tras habérnoslo sustraído (motivo por el que ya no lo tenemos) o amenaza con sustraérnoslo. . . que afirma la identidad especulativa entre estas explosiones de violencia “inútiles y excesivas”, que sólo refleja un odio puro y desnudo. . . hacia la Otredad” (Žižek, 2008: 35-36)

En tal sentido, parece que la violencia no puede ser atribuida a las personas, esto es, no son las decisiones personales la que intervienen de manera directa en el ejercicio de la violencia, se trata del significado que los personas atribuyen a la violencia, esto es, se trata del resultado concreto y material que en sus vidas aporta el ejercicio de la violencia, lo que para ellos representa o les proyecta en sus formas de vida. 

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